El sistema económico actual, empeñado en hacer dinero del dinero, no funciona. Y, con la vista puesta en 2030 y los objetivos establecidos por los Acuerdos de París, tenemos solo diez años para cambiarlo.

Hablamos de una regeneración, no tanto de esa recuperación de la que oímos hablar en algunos ámbitos. Porque recuperar significaría, en parte, volver a lo que teníamos en el momento en el que nos sorprendió la pandemia y se desencadenó la crisis económica derivada de la sanitaria. Había crecimiento económico, sí, pero no asociado a menos pobreza o menor desigualdad. La recuperación significaría “pan para hoy y hambre para mañana”, y la regeneración nos tiene que llevar a pan para hoy y pan para mañana. Y para todos.

Por eso es tan importante cómo se lleva a cabo esa regeneración. Se trata de reemplazar la economía extractiva por una circular o regenerativa (de lo fósil a las renovables, por ejemplo), la eficiencia por la suficiencia (bastante para todas las personas, como exigen el sistema de salud o los suministros estratégicos), la globalización de la optimización financiera por una  que sea diversa y para las personas, donde se reconozca el valor de la naturaleza y la biodiversidad, de las economías locales, de la vida rural del pequeño agricultor frente al monocultivo intensivo deslocalizado, del autoconsumo en pie de igualdad con las grandes planta de generación, etc.

La incorporación del impacto social y medioambiental en las decisiones económicas tiene que ser la guía de esta transformación. Se trata de contribuir a la definición y puesta en marcha de un modelo más justo. Una economía resiliente, diversa, inclusiva y sostenible, al servicio de las personas y no del capital, y que dé respuesta a los desafíos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad que nos han traído hasta aquí.

Este vídeo está alojado en Youtube

Este vídeo está alojado en Youtube

Con la reproducción de este vídeo permites a Youtube monitorizar tu visita. Más información

Esto supone, sin duda, un cambio de paradigma. Una transformación que empieza por cada uno y una de nosotros. Tener dinero, da igual cuánto, es una gran responsabilidad porque cada decisión económica individual, grande o pequeña, tiene impacto en la sociedad. El precio no puede ser el único -ni siquiera el principal- factor a tener en cuenta cuando consumimos o utilizamos determinados productos o servicios. El impacto debería encabezar la lista de variables a considerar. No podemos jactarnos de comprar, por ejemplo, mandarinas baratas, sin pensar en las posibles consecuencias de esa compra, como el pago justo o injusto al agricultor por su trabajo, el impacto de su cultivo sobre la tierra o los efectos sobre la salud de quien los consume, entre otras. 

Una banca diferente

Si extrapolamos esto al sector financiero, es evidente que es muy importante encontrar también una manera diferente de relacionarnos con el dinero. Igual que se decide cambiar el coche por uno eléctrico para tener una movilidad más sostenible, o que tenemos en cuenta la salud en nuestra cesta de la compra, en lo que a nuestras finanzas se refiere también es necesario dejar de elegir lo más barato para decidirnos por lo más sostenible y lo más justo.

En los próximos años los ciudadanos elegirán el banco por dónde y en qué invierte y no por la comisión de mantenimiento. Sin embargo, en general, los bancos todavía hablan a sus clientes o potenciales clientes en términos de rentabilidad y comisiones. En Triodos entendemos que lo verdaderamente relevante es que las personas que nos confían sus ahorros sepan cómo y en qué los invertimos. Somos conscientes, desde hace tiempo, de que esa es una de las ideas que nos unen a ellas y ellos. Muchas personas nos eligieron porque, en algún momento, se hicieron una pregunta aparentemente sencilla, pero a la vez infrecuente: “¿qué hace mi banco con mi dinero?”.  Y se dieron cuenta de que no tenían respuesta.  En ese caso, la siguiente pregunta probablemente fue: “¿por qué tengo todos los detalles de mi factura eléctrica o de gas y, por el contrario, no poseo el mismo grado de conocimiento en lo que tiene que ver con mi dinero?”. Ante esas dudas y semejante falta de información, muchas personas con inquietudes buscan otras opciones, y las encuentran en la banca ética y en Triodos Bank como su referente en España.

Somos un banco diferente. Nuestro compromiso con los clientes es que sus ahorros trabajan para mejorar la vida de las personas. Por eso financiamos exclusivamente iniciativas y empresas con impacto positivo y sostenible. En energía, solo renovables. En agricultura y alimentación, únicamente las ecológicas. También invertimos en servicios de atención a personas mayores o en riesgo de exclusión, en salud, en escuelas y en cultura.  En cada proyecto, tenemos en cuenta primero su valor social y a continuación la viabilidad económica, que también es fundamental.

Y todo ello desde el ejercicio de una transparencia radical. En nuestra web aparece cada proyecto financiado y nuestros criterios, tanto para invertir como los de exclusión (en qué no invertimos y nunca invertiremos, como los combustibles fósiles, por ejemplo) son públicos.

Sabemos, a ciencia cierta, que gran parte de los que integramos esta comunidad (ahorradores, trabajadores y trabajadoras, emprendedores y empresarios sociales, etc.) y animamos a otras personas a unirse al movimiento que impulsa esta regeneración económica.

Una realidad que dura 40 años

Hasta hace muy poco, Triodos Bank era considerado un banco “alternativo” por y en el sistema financiero. Pero se ha hecho evidente que nuestra forma de hacer banca no solo es viable, sino necesaria. Desde hace 40 años demostramos que no es una utopía y que somos un ejemplo significativo que gestiona más de 15.000 millones de euros. La mayor consciencia de los ciudadanos en torno a la sostenibilidad y el impacto social de lo que se hace y de las decisiones del día a día también ha contribuido a que nuestra propuesta y nuestra misión sean aún más relevantes.

En las 4 décadas que han transcurrido desde nuestro nacimiento en los Países Bajos, la sostenibilidad ha pasado de ser un concepto prácticamente desconocido e ignorado a una absoluta prioridad, y a estar presente también en el sistema financiero. Se habla mucho de finanzas sostenibles, pero el camino “de las palabras a los hechos” es muy lento y los cambios no acaban de llegar. Corremos el riesgo de que muchos de estos discursos bienintencionados se queden solo en un greenwashing (lavado de cara) comercial.

Afrontar esta crisis global requiere el establecimiento de alianzas a todos los niveles (público-público, público-privado, ciudadano-público…).  Desde Triodos Bank nos esforzamos en acelerar el cambio del sistema financiero que contribuirá a esa transformación. Algunos pasos en esa dirección fueron compromisos sectoriales como el de los Principios de la Banca Responsable de Naciones Unidas o el de la banca española firmado en la COP25, así como el camino marcado por las más de 60 entidades de todo el mundo integrantes de la Alianza Global para una Banca con Valores (GABV por sus siglas en inglés), que representamos a más de 70 millones de personas conscientes del impacto y el valor social derivado del uso de su dinero.

Desde cada una de esas personas, y con todas aquellas que se nos unan en este empeño, contribuiremos a la regeneración de la economía a través de nuestras decisiones económicas. Cuantos más seamos, antes lo conseguiremos.

Fotografía de Begoña Rivas