De niña, en la década de 1980, crecí con la amenaza de la Unión Soviética, la Guerra Fría y la carrera armamentística. En 1983 me manifesté contra las armas nucleares en la gran explanada de Malieveld (La Haya) junto con otras 550.000 personas, veld Recuerdo bien el ambiente que se respiraba, y el miedo y la inquietud que flotaban en el aire. Cuando la amenaza finalmente desapareció tras la caída del imperio soviético, pudimos al fin respirar con tranquilidad.
En Europa hemos vivido en paz durante décadas. Y nuestra economía ha prosperado. Pero en 2025 escucho de nuevo —ahora como adulta— la retórica inquietante de aquellos días. Dadas las circunstancias internacionales, es evidente que Europa necesita ponerse al día para poder defenderse. Pero creo que las personas inversoras no tienen que participar en esa financiación. Voy a señalar tres cuestiones importantes a este respecto.
> Hadewych Kuiper también fue invitada recientemente a la cadena de radio BNR para hablar sobre este tema. Pueses escuchar el episodio "Armas para la Paz,Triodos no participa" (en neerlandés).
1. La industria armamentística europea no tiene escasez de inversión
El problema de la industria armamentística europea no es la escasez de financiación. Lo que necesita son contratos gubernamentales. Stefano Pontecorvo, CEO de Leonardo, uno de los mayores fabricantes de armas de Europa, lo dejó claro recientemente durante una mesa redonda organizada por el Banco Europeo de Inversiones. «No necesitamos su dinero, sino contratos y la reactivación de la cadena de suministro».
Otro actor clave en la industria de defensa es Frank Thiser, director financiero del fabricante de drones Quantum Systems. Thiser ha confirmadoque la falta de escala y de demanda gubernamental es el principal problema, no la falta de inversión privada.
Esto demuestra que los gobiernos deben desempeñar un papel clave a la hora de garantizar nuestra seguridad. Para la inversión particular no hay ninguna necesidad de hacerlo en la industria armamentística.
2. Integrar los factores sociales en la gestión de riesgos para evitar conflictos en el futuro
Para evitar conflictos futuros, debemos integrar los factores sociales en nuestra gestión de riesgos. Los gobiernos y quienes invierten, desempeñan papeles diferentes en lo relativo a la guerra y los conflictos. Por un lado, los gobiernos son responsables de salvaguardar nuestro bienestar común y defender nuestra libertad, mientras que las personas inversoras y las gestoras de activos deben centrarse en la prosperidad y la rentabilidad de la economía a largo plazo.
Si es eres una persona inversora, puedes preguntarte si con tu inversión contribuirías potencialmente a los conflictos, por ejemplo, al ignorar la dignidad humana o impulsar la desigualdad. Toda decisión de inversión que tomemos genera un impacto, positivo o negativo. Desde las cadenas textiles que externalizan su producción a países con bajos salarios hasta las empresas fabricantes de coches eléctricos que dependen de la extracción del cobalto y del litio. Si no podemos establecer claramente cuál es el impacto de nuestra inversión no podemos evaluar adecuadamente el riesgo y, por lo tanto, es muy probable que no sea una buena inversión.
Si una inversión contribuye a la desigualdad, sienta potencialmente las bases para impulsar populismos, levantamientos y conflictos futuros. Las personas desesperadas y traumatizadas, sin derechos ni nada que perder, no nacen, se crean. No hace falta ser un genio para ver que han sido las décadas de desigualdad las que han provocado los levantamientos y el derramamiento de sangre que vemos ahora. Este problema se ve agravado por el desplazamiento forzado de 360 millones de migrantes climáticos, lo que aviva las tensiones sociales y el sentimiento antimigratorio.
La crisis climática es una de las principales fuentes de conflicto y de riesgo social. El sistema capitalista ha ignorado sistemáticamente los intereses del Sur Global, lo que causa daños sociales graves, sobre todo a quienes apenas se han beneficiado de ese sistema.
3. Invertir en paz y dignidad
El mundo necesita inversiones pacíficas y rentables que promuevan la paz y la dignidad. Lo bueno es que existen cientos —si no miles— de oportunidades de inversión que generan rentabilidades de mercado al tiempo que promueven la paz y la dignidad humana.
Algunos ejemplos de ese tipo de inversiones son las soluciones locales para la generación y el almacenamiento de energía verde que reducen nuestra dependencia , o las estructuras cooperativas que no dejan a nadie atrás en la transición . Y tampoco debemos olvidarnos de cuestiones como la vivienda asequible, las soluciones de agua potable y de acceso a los servicios financieros —sectores, todos ellos, que ofrecen oportunidades de inversión interesantes.
La paz y la dignidad adoptan muchas formas. Para acelerar la transición energética — está estrechamente vinculada con la reducción de desastres y de conflictos ambientales globales— debemos impulsar la inclusión. Cuando quienes promueven un proyecto colaboran con las comunidades locales y aportan valor a la sociedad los resultados son mejores.
Invertir en la paz
La cumbre de la OTAN impulsará sin duda la necesidad de unidad. Y dejará claro que debemos ser firmes en nuestro compromiso. Dejemos que sean los gobiernos quienes otorguen los contratos. Y centrémonos en invertir en una economía justa y pacífica. En la década de 1980,las generaciones anteriores vencieron la amenaza de la guerra. Ahora es el momento de actuar. Debemos alinear nuestro dinero con nuestros objetivos e invertir en la paz.
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