“Pensamos que no podíamos cambiar el mundo, pero sí nuestra casa”, explica Marta Fontanet, propietaria de una piscina ecológica en Lleida. 

Este tipo de piscinas no utiliza cloro ni productos químicos para su mantenimiento. En su lugar, se reproduce un ecosistema acuático que depura el agua de forma natural.

¿Qué beneficios para los nadadores y para el medio ambiente tienen este tipo de piscinas? ¿Son más costosas?

Una piscina al ritmo de la naturaleza

En las piscinas ecológicas se evitan los efectos del cloro en sus usuarios y el impacto en el entorno de los productos químicos de mantenimiento, que tampoco son necesarios. Además, no hace falta vaciar la piscina de forma anual, con el consecuente ahorro de agua.

“Nuestra piscina consiste en una circuito cerrado en 3 terrazas: en la primera, unos filtros de arena con juncos limpian el agua; en la segunda, plantas como nenúfares la oxigenan y la tercera es la zona de baño”, describe Fontanet, que ante la necesidad de hacer obras en su piscina tradicional, decidió dar el paso y convertirla en natural con la financiación de Triodos Bank.

Al igual que otros usuarios, explica que la inversión inicial no suele ser superior a la de una piscina convencional y que, en pocos años, el coste de mantenimiento es menor. “Cada vez necesita menos atención. Te das cuenta de cómo la naturaleza se va regulando… y en nuestro caso ha tardado unos 3 años, el tiempo de que las plantas van creciendo y adaptándose”, relata.

Piscinas públicas ecológicas

El concepto de piscina natural surgió en Austria en los años 80 y, hoy, se calcula que existen unas 20.000 en Europa, entras las que se encuentran incluso piscinas públicas en países como Alemania o Suecia.

Es el caso de las de un parque acuáticoen la localidad sueca de Sigtuna, en las que, para su depuración, “el agua circula por una piscina con grava y plantas acuáticas, siguiendo el mismo principio de un sistema acuático natural, sin utilizar productos químicos”.

¿Es buena idea continuar imitando a la naturaleza?