Actualmente,  poco más del 12 % de la superficie agrícola de España se cultiva de forma ecológica. España se consolida como el primer país europeo en superficie de producción ecológica, con casi tres millones de hectáreas. Se trata de una buena noticia, ya que la agricultura ecológica ofrece varias ventajas demostradas. Por ejemplo, un estudio de la Universidad y Centro de Investigación de Wageningen (WUR) concluyó que la expansión de la agricultura ecológica conlleva “una reducción sustancial de los gases de efecto invernadero”.

También son claros los beneficios para el suelo. La agricultura convencional agota el terreno sobre el que se cultiva, mientras que la agricultura ecológica lo enriquece. “Al invertir en el suelo, se genera mayor vida en él y se vuelve más resiliente a la sequías, a los periodos húmedos y a las condiciones meteorológicas extremas”, según apuntan desde la  Universidad de Wageningen con relación a ese mismo estudio. Por si fuera poco, la agricultura ecológica también es mejor para el entorno natural que lo rodea. Por ejemplo, sabemos que las emisiones de amoníaco y la lixiviación de nitratos son menores en la mayoría de las explotaciones ecológicas. Esto se traduce en menos nitrógeno y una menor contaminación del agua.

Una cuestión difícil de demostrar

Es evidente que son muchos los beneficios, que han sido ampliamente

Leonie Barelds retrato
Leonie Barelds, investigadora del Instituto Louis Bolk

investigados y demostrados. Pero, ¿son los alimentos ecológicos más saludables también para los seres humanos? A este respecto se han realizado muchos menos estudios, por lo que los conocimientos son reducidos. Con el añadido, además, de que es una cuestión muy difícil de investigar. “Existen multitud de factores que determinan e influyen en la salud de las personas. Desde el estilo de vida y los hábitos alimenticios hasta el entorno en el que viven. Esto hace que resulte muy difícil demostrar una relación causal clara entre la alimentación ecológica y la salud humana”, afirma Leonie Barelds, investigadora de 'Elecciones alimentarias sostenibles y saludables' en el Instituto Louis Bolk de Países Bajos.

“Para demostrarlo, habría que asegurarse de que las personas analizadas crecieran en un entorno aislado durante años, y que se controlaran estrictamente todos los aspectos de sus vidas. Sería por tanto una situación muy inhumana”, apunta Barelds. Supervisar e interrogar a las personas en un entorno no aislado tampoco es lo ideal. De hecho, puede haber grandes diferencias entre lo que las personas dicen y lo que realmente hacen. Además, las personas suelen comer alimentos de todo tipo (no solo productos ecológicos o no ecológicos), por lo que resulta muy difícil aislar el efecto que tiene un solo aspecto.

Un estudio francés iniciado en 2013, el proyecto BioNutriNet, intentó demostrar la relación entre la alimentación ecológica y la salud. Los investigadores hicieron un seguimiento de la dieta y el estilo de vida de 35.000 participantes y concluyeron que las personas que seguían una dieta ecológica estaban más sanas. Sin embargo, hay que tener en cuenta una cuestión importante: estos participantes llevaban una vida más saludable en muchos aspectos. Por ejemplo, comían más fruta y verdura que los demás participantes, hacían más ejercicio físico y fumaban menos. Por tanto, no se pudo demostrar una relación directa entre los alimentos ecológicos y la salud. 

Tomate convencional frente a tomate ecológico

Los estudios realizados sobre los alimentos ecológicos y la salud humana suelen ser muy específicos y fragmentados. E incluso basándose en ellos, resulta difícil extraer conclusiones claras. Por ejemplo, los estudios muestran que los tomates ecológicos pueden tener concentraciones ligeramente superiores de ciertos nutrientes, como la vitamina C. Por tanto, se podría pensar que los alimentos ecológicos son más saludables. Pero los resultados de estas investigaciones no dicen nada sobre otros tipos de frutas y verduras. Ni siquiera sobre otras variedades de tomates. Por tanto, ¿es el cultivo ecológico de esos tomates en cuestión lo que ha provocado el aumento del valor nutricional? ¿O han influido otros factores, como la composición del suelo en el que se cultivaron los tomates?

“Además, esos valores nutricionales más altos no garantizan automáticamente una mejor salud en las personas”, afirma Barelds. “Cuando te comes ese tomate, ¿qué hace tu cuerpo con él? ¿Absorbe los nutrientes adicionales? Y si es así, ¿en qué medida contribuyen a mejorar tu salud? Si no se investigan esos aspectos, no se pueden sacar conclusiones”.

Alimentos ecológicos, beneficios potenciales para la salud

Por tanto (todavía) no hay pruebas concluyentes de los beneficios para la salud de los alimentos ecológicos. Pero, ¿hay indicios de que puedan ser más saludables? Sí, los hay. En 2005, por ejemplo, el Instituto Louis Bolk, en colaboración con la WUR y la TNO (Organización Neerlandesa para la Investigación Científica Aplicada), llevó a cabo un estudio sobre las diferencias de salud entre los pollos alimentados con pienso ecológico y pienso convencional. ¿Cuál fue el resultado? Los pollos alimentados con pienso ecológico mostraron una respuesta inmunitaria más fuerte que los que comían pienso convencional.

Por supuesto, los resultados de los estudios con pollos no son trasladables a los seres humanos. Pero sí dieron lugar a una investigación de seguimiento por parte de la WUR, que examinó los estudios existentes sobre alimentación ecológica y salud. Conclusión: las investigaciones existentes “apuntan a un efecto positivo para la salud (de los alimentos ecológicos) y requieren más investigación”.

Estos posibles efectos sobre la salud pueden dividirse, a grandes rasgos, en dos categorías. En primer lugar, aspectos negativos que los productos ecológicos contienen en menor medida o que no contienen en absoluto, como los pesticidas químicos. En segundo lugar, aspectos positivos que los productos ecológicos contienen en mayor medida, como ciertos nutrientes.

¿Los productos ecológicos tienen más valor nutricional?

Empecemos por el valor nutricional. ¿Los productos ecológicos contienen más nutrientes, vitaminas y otras sustancias beneficiosas para el organismo que los productos convencionales? Hay estudios que lo confirman y otros que lo refutan. Por ejemplo, este estudio de 2012 afirma que no hay pruebas sólidas de que los alimentos ecológicos sean más nutritivos que los convencionales.

Sin embargo, este otro estudio encontró una cantidad considerablemente mayor de antioxidantes en los productos cultivados de forma ecológica. El estudio holandés KOALA reveló que la leche materna de las madres que consumían alimentos ecológicos contenía más ácidos grasos beneficiosos. En consecuencia, los hijos e hijas de estas madres tenían un 36 % menos de riesgo de padecer eccema durante sus dos primeros años de vida. Y este otro estudio encontró una cantidad mucho mayor de ácidos grasos omega-3 en la carne y los productos lácteos ecológicos.

Por tanto, hay pruebas de que los productos ecológicos (al menos en algunos casos) tienen más valor nutricional. Pero la pregunta sigue siendo: ¿esto conduce a una mejor salud en las personas? Tal y como apunta Barelds: “Hasta ahora, ese aspecto no se ha investigado lo suficiente. No sabemos qué hace el cuerpo humano después, ni si ese mayor valor nutricional tiene alguna utilidad. Por desgracia, un mayor valor nutricional no se traduce automáticamente en una mejor salud”.

¿Los productos ecológicos contienen menos pesticidas?

Otro posible beneficio de los alimentos ecológicos es que, con ellos, se ingieren menos sustancias que pueden ser perjudiciales para el organismo. Por ejemplo, los productos ecológicos suelen contener menos cadmio. Además, varios estudios (como este y este ) han demostrado que contienen menos pesticidas. Esto se debe a que los agricultores ecológicos no utilizan pesticidas o solo utilizan pesticidas naturales. Sin embargo, una dieta estrictamente ecológica no garantiza la eliminación completa de la exposición a los pesticidas, tal y como afirma Barelds: “Los pesticidas se propagan a través del agua, el aire y el suelo, lo que significa que también pueden acabar en el suelo o en los cultivos de los agricultores ecológicos”.

La exposición a los pesticidas químicos se relaciona ahora con enfermedades crónicas como el cáncer y los trastornos cardíacos, respiratorios y neurológicos. También hay cada vez más pruebas, por ejemplo, de la relación entre la exposición a pesticidas y el aumento del riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson.

Por cierto, el hecho de consumir alimentos no ecológicos no quiere decir que se ingieran enormes cantidades de pesticidas. “En los Países Bajos tenemos directrices estrictas por lo que los productos no ecológicos son, en general, seguros”, afirma Barelds. Pero los residuos de pesticidas nocivos sí que pueden acabar en tu comida. Y ese riesgo es mucho mayor en los productos no ecológicos.

¿Un microbioma más rico?

Hay una tercera razón por la que los alimentos orgánicos pueden ser más saludables. Tiene que ver con los miles de millones de microorganismos que viven en nuestra piel y en nuestro sistema digestivo. Es lo que se conoce como microbioma: una compleja “comunidad” compuesta por todo tipo de microorganismos, como bacterias, levaduras y virus. Para hacernos una idea de lo grande que es esta comunidad: hay más microbios en nuestros intestinos que células en el cuerpo humano. Cada vez hay más estudios que indican que este microbioma influye en nuestra digestión, en nuestro sistema inmunológico y en nuestra salud en general.

Hay dos formas en que las personas entran en contacto con los microorganismos: a través de nuestro entorno y a través de la alimentación. “Por ejemplo, un estudio finlandés demostró que es fundamental que los niños pequeños entren en contacto con la tierra (y, por lo tanto, con los microbios) durante los primeros 1000 días de vida. De este modo se reduce el riesgo de asma y alergias, por ejemplo”, afirma Marco van Es. Este investigador fundó la fundación Bac2Nature para destacar la relación entre los microbios (de nuestro entorno y de las frutas y verduras, por ejemplo) y nuestra salud, así como para interpretar los conocimientos científicos en este ámbito y ponerlos a disposición del público.

Van Es trabajó durante mucho tiempo en el mundo de los probióticos. Allí aprendió dos lecciones importantes que, en última instancia, le llevaron a crear su fundación. En primer lugar, que cuanto más diverso es el microbioma de nuestros intestinos, mejor es nuestra salud. Tal y como afirma Van Es: “No se trata solo de la cantidad de microbios que viven en nuestro intestino, sino sobre todo de cuántos tipos diferentes hay”. Y en segundo lugar, el microbioma de las personas que viven en ciudades y comen alimentos procesados resulta ser mucho menos diverso que el de las personas que pasan mucho tiempo al aire libre y comen frutas y verduras sin procesar. A veces, este grado de diversidad se reduce a la mitad. Por eso apunta Van Es: “Eso me hizo plantearme una hipótesis: hoy en día tenemos muy poco contacto con los diversos microbios de la naturaleza, y eso tiene consecuencias negativas para la salud". 

Desde entonces, Van Es ha dado a conocer esta cuestión de diversas maneras. “Tenemos que recuperar de alguna forma esa riqueza de microbios”, argumenta. “Y si se mira la alimentación desde esa perspectiva, los productos ecológicos resultan interesantes. La mayor riqueza de microorganismos se encuentra en el suelo, y la etiqueta ecológica garantiza que los cultivos se producen en campo abierto”.

Varios estudios han demostrado que la diversidad de microbios en las frutas y verduras ecológicas es mayor. Por ejemplo, un grupo de investigación de Graz (Austria) comparó las manzanas ecológicas con las no ecológicas. En cuanto a la abundancia microbiana, apenas hubo diferencias, pero las manzanas ecológicas obtuvieron una puntuación mucho mejor en cuanto a diversidad. “Por tanto, el método de cultivo puede influir en la diversidad de microbios de las frutas y verduras”, afirma Van Es.

Pero también en este caso surge la pregunta siguiente: ¿realmente esto genera beneficios para la salud humana? Y, de nuevo, se han realizado muy pocos estudios al respecto como para sacar conclusiones definitivas.

Alimentos ecológicos: ¿son más saludables?

Hay indicios más que suficientes de que los alimentos ecológicos pueden ser más saludables en varios aspectos. Pero no hay pruebas concluyentes. Y no se sabe si alguna vez las habrá. Tal y como apunta Barelds: “Estamos hablando de una cadena que va desde el suelo hasta el ser humano, con todo tipo de eslabones intermedios. Definir esa cadena y estudiarla en su totalidad es bastante complejo. Espero que se realicen cada vez más estudios sobre los pequeños eslabones que componen esa cadena. A partir de ahí, se podrían extraer conclusiones cautelosas sobre los posibles beneficios para la salud de los alimentos ecológicos”.

“Porque el potencial, sin duda, existe”, continúa. “El suelo en el que crecen los productos ecológicos es generalmente más rico, y en los productos ecológicos hay menos pesticidas y una mayor diversidad de microbios... Esto podría tener beneficios para la salud". 

Van Es está de acuerdo: “Son muchos los factores que determinan la salud de una persona. Seguirá siendo muy difícil demostrar y probar los efectos de los alimentos orgánicos. Pero desde que me interesé por este tema, solo le doy a mis hijos productos ecológicos. Basándome en los estudios actualmente disponibles, me parece lo más lógico”.

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