Tras estudiar Comunicación, iniciaste una carrera en Finanzas. ¿Cómo fue?

Hay cosas que no están separadas de tu futura carrera, como lo que sucede en tu infancia y desarrollo, antes de que elijas tu camino. Mis orígenes fueron un poco especiales, porque nací al final de la Segunda Guerra Mundial, en febrero de 1945 en la provincia belga de Amberes, que estaba siendo bombardeada por el ejército alemán.

Mi padre ya no estaba con nosotros, porque en 1944, con 22 años de edad, la Gestapo se lo llevó junto a mi abuelo, que tenía 46 años, y los transportaron al campo de concentración de Buchenwald, de donde nunca regresaron. Mi madre y mi padre se habían casado tan solo 3 semanas antes del arresto.

Por supuesto, eso fue dramático y, además, nos dejó en una situación de pobreza, porque mi madre y yo solo teníamos una pequeña pensión. Tuvimos que vivir de una manera muy simple y el dinero, debido a su ausencia, se convirtió en un tema importante.

Lo positivo fue que tuve la posibilidad de estudiar y luego me interesé en ser periodista. Sin embargo, conocí a alguien que me pidió que fuese su asistente. Era un banquero privado a cargo de la gestión de carteras de inversión en Bélgica para personas con mucho dinero. Lo normal hubiera sido decir que no, porque no sabía nada sobre el tema y no me interesaba la Bolsa ni el mundo financiero.

Pero dije que sí. Porque, para mí, era algo intrigante. No había tenido dinero durante mi juventud y me pedían que administrara el dinero de personas ricas. Fue una especie de contradicción lo que me atrajo.

Este fue el comienzo de mi carrera en el mundo financiero. Trabajé 4 años en la administración de carteras de inversión y luego pasé a la banca tradicional, donde tuve una carrera de 15 años en préstamos y administración bancaria.

¿Cómo viviste los cambios sociales de los años 60?

1968 fue mi último año en la universidad. Pero antes de ese año hubo otros eventos relevantes.

En el período de la posguerra llegó la reconstrucción de Europa, con la ayuda de Estados Unidos, y también los primeros pasos de la Unión Europea: un lugar en el que trabajar para que las personas pudiéramos vivir juntas en paz. La Europa unida fue concebida como un instrumento para la paz permanente. Me siento muy feliz, después de haber sido tocado por la guerra, de poder vivir en paz hasta ahora.

Europa se basó en el desarrollo económico así que, para mí, siempre ha sido una cuestión no solo de paz, sino también de convivencia con otras personas y del papel de la economía en todo eso.

Las reglas de la economía se basan normalmente en la competencia. Y la competencia es en general la guerra. Eso hizo que una de las primeras preguntas que me surgieron al trabajar en finanzas fuera: ¿qué significa realmente la competencia en economía?

De todos modos, seamos claros al respecto, los fundadores de la Europa unida, como Jean Monnet, por ejemplo, se basaron en valores, los que hoy conocemos como valores humanos universales.

Luego, en el 68, tuvimos lo que se llamó una revolución, pero que de hecho era una evolución, principalmente hacia una mayor libertad, participación y la creación de nuevas formas de convivencia. Fue un período muy interesante.

Coincidió con la primera semilla para la futura creación de Triodos Bank y de su modelo de banca ética

Sí, en 1968, Adriaan Deking Dura, un economista, Dieter Brüll, profesor de derecho tributario, Lex Bos, consultor de gestión, y Rudolf Mees, banquero, formaron un grupo de estudio interesado en la renovación social. Investigaron sobre cómo podemos vivir mejor juntos en sociedad, desde el crecimiento personal hasta la acción colaborativa.

Decidieron analizar específicamente el papel del dinero y qué podemos hacer con él para el desarrollo de las personas y las comunidades. Tras ello, los padres fundadores, hoy fallecidos, continuarían hasta la creación de la Fundación Triodos en 1971 y Triodos Bank en 1980.

Los fundadores se vieron influenciados por los avances de la sociedad en cuanto a derechos civiles y libertades en los años 60 y también se basaron en puntos de vista filosóficos que se remontan a los ideales de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Desde su perspectiva, la libertad tenía que ver con la esfera personal, particularmente con el libre pensamiento y la libertad de expresión, que están relacionados con la cultura. La igualdad debe hacerse realidad a través de un sistema político democrático. Y la fraternidad, y esto es bastante relevante, podría llevarse a la práctica a través de la economía, ya que todos dependemos de los demás. Para ellos, la idea era reconocer esta interdependencia y trabajar juntos.

Su investigación concluyó que, en el mundo financiero, esto significaría que había que atraer a personas para que trabajasen en la construcción de finanzas que ayudasen a más personas. Aquí fue relevante también el concepto de apoyo mutuo.

¿Cómo participaste en estos momentos fundacionales?

Formé parte, junto a otras personas en Bélgica, de un grupo de expertos que comenzó a reunirse en 1981. Nos enfrentamos a las mismas preguntas que el grupo de estudio holandés y llegamos a conclusiones similares. Luego, tuvimos una estrecha relación con los fundadores, cuando apenas había nacido Triodos Bank. En Bélgica estábamos trabajando a una escala muy pequeña, los fines de semana, ya que durante la semana trabajábamos en bancos tradicionales.

Tras unos años, finalmente, fue viable plantear a nuestros colegas holandeses una pregunta: ¿podemos transformar este nuevo banco holandés en un banco europeo?

Y eso también tuvo mucho que ver con la historia de Europa, porque en 1992 se firmó el tratado de Maastricht, que estableció oficialmente la Unión Europea con su nombre actual y, entre otras cosas, con nuevas reglas para la banca. Había una atmósfera bastante optimista sobre el desarrollo de Europa, especialmente sobre el papel de la armonización: cómo las personas ahora podían trabajar juntas a nivel internacional gracias a ella.

La nueva regla para la banca estableció el “control bancario local”, lo que significa que un banco activo en un país de Europa también podría estar activo en otro país y supervisado por el banco central del país de origen. En nuestro caso, esto permitió que Triodos Bank pudiera abrir sucursales en otros países y que la supervisión general pudiera ser realizada por el Banco Central Holandés.

Además, ya no era necesario que cada sucursal reuniese un capital mínimo por país. Se podía comenzar legalmente una sucursal en un país diferente con capital del banco matriz.

Al mismo tiempo, en Triodos Bank tenemos la política de reunir capital en todos los países donde estamos presentes, no solo para la propia sucursal, sino como una contribución para la solvencia del banco en general. En cualquier caso, había optimismo porque esto permitió hacer muchas cosas conjuntamente en Europa y fue el factor clave del nacimiento para nosotros como banco europeo.

Entonces administré Triodos Bank en Bélgica de 1993 a 2000, como su primer director general, y luego fui director del banco en Holanda y miembro del Comité Ejecutivo de Triodos Bank, junto a Peter Blom, que sigue siendo el actual CEO internacional. Para mí, este período requirió de mucho trabajo para apoyar a las nuevas sucursales, especialmente a la nueva sucursal de España, fundada en 2004. Vi al equipo español venir a Holanda y debatir sobre cómo podríamos trabajar juntos.

¿Qué significó esta ampliación de Triodos Bank, como proyecto con valores internacionales, hacia otras latitudes?

También el Reino Unido era ya una sucursal en ese momento, desde 1995, pero de hecho no había un plan maestro directo para esta apertura en más países de Europa. Avanzamos paso a paso, dependiendo de si había un grupo de personas en un país concreto que tenía la capacidad para hacerlo. Debían ser locales, no holandeses o belgas que dijesen cómo había que hacerlo, por ejemplo, en España. Por su parte, los promotores españoles ya venían con mucha fuerza, convencidos y convincentes.

Pero todo ocurrió lentamente. Si miras lo que es Triodos Bank hoy, después de que se crease también una sucursal en Alemania en 2010 y cuando estamos empezando a trabajar en Francia, donde eventualmente podríamos desarrollar una sucursal, todo funciona paso a paso. Pero la Historia es así. Triodos Bank comenzó desde cero, no teníamos nada. Cuando me convertí en director general de Triodos Bank en Holanda, allí había solo 60 personas en el equipo.

Y ahora somos más de 1.300 empleados en Europa…

Sí, y todavía somos un banco pequeño o mediano, como nos consideran oficialmente los reguladores hoy en día. El crecimiento necesita de capital. Y la obtención de capital en diferentes países, también a través de inversores institucionales, hizo posible construir este proyecto europeo.

Más tarde has formado parte de la Fundación para la Administración de las Acciones de Triodos Bank (SAAT). ¿Cómo explicarías a quien no lo conozca el valor de esta forma de propiedad y gobierno corporativo del banco?

Es un modelo muy especial, que no es común fuera de Holanda, pero que resulta muy valioso. En Triodos Bank hay 3 órganos de gobierno: el Comité Ejecutivo, que trabaja en las cuestiones del día a día; el de Administración, que actúa sobre el día a día del negocio pero también en la estrategia y la SAAT, que trabaja para el medio y el largo plazo. Los 3 órganos generan un equilibrio y permiten que el poder en el banco no esté concentrado, sino distribuido.

El Comité Ejecutivo y el de Administración están dentro del banco y la SAAT está fuera de la organización, de acuerdo con su función de supervisión independiente.

La SAAT se dedica fundamentalmente a 3 metas: primero, salvaguardar la misión social del banco. Segundo, proteger la independencia del banco, que tiene mucho que ver con el primer objetivo: el control del banco no puede ser tomado por otras personas u organizaciones con intereses diferentes, ya que solo los miembros de la SAAT, que son elegidos por los titulares de Certificados de Depósito paraAcciones (CDA) de Triodos Bank, tienen derecho a voto. En tercer lugar, la SAAT también salvaguarda los intereses económicos de dicho accionariado, lo cual es algo lógico.

Ahora que la Comisión Europea propone medidas tan nuevas en el sector bancario como definir y categorizar qué inversiones son sostenibles, ¿podemos decir que la banca ética está siendo, al fin, reconocida como modelo relevante de cambio social?

Para empezar, cuando veo que la Comisión Europea está tomando medidas en esta dirección me siento muy satisfecho. Pero debemos ser modestos, ya que solo plantean unos primeros pasos y Triodos Bank sigue siendo el pionero en banca con valores.

Hablan muy específicamente sobre el poder de los mercados de capital en la lucha contra el cambio climático. Por lo tanto, no están tratando de movilizar a los ciudadanos europeos u ofrecer instrumentos especiales para participar en proyectos que conduzcan a la sostenibilidad o cambiar las formas de trabajar de las finanzas. El foco está puesto en cómo podemos cambiar un poco las reglas de los mercados financieros.

Creo que desde la Comisión han reflexionado un poco en realidades como los criterios de financiación sociales que tenemos en Triodos Bank, que consideran no solo los resultados financieros, y están tratando de influir en los mercados de capital. Pero mi opinión es que la Comisión Europea podría decir directamente: no se debería financiar más esta o aquella industria, en lugar de decir que se van a introducir unos criterios a tener en cuenta.

Por otro lado, desde Triodos Bank debemos seguir nuestra línea: involucrar a todos nuestros grupos de interés, como clientes y empleados, para poner en práctica los instrumentos que hemos creado para cambiar la economía real en un sentido práctico. No siempre cambiarás el mundo, pero lo influenciarás por lo que haces cuando lo vea el resto.

Entre las generaciones más jóvenes, a veces hay una sensación de desesperanza al compararse con tiempos de cambio como los años 60 o 70. ¿Qué le dirías a la gente que se siente así, un poco impotente ante grandes problemas como la desigualdad o el cambio climático?

Veo mucha actividad, interés y conocimiento por parte de jóvenes dispuestos a mejorar la sociedad. Diría que es importante tener capacidad, pero también ser modestos e intentar no ir demasiado rápido.

En el mundo de hoy, conectar y trabajar juntos es más fácil gracias a la tecnología y las redes sociales, pero todavía no aprendemos en la escuela a trabajar juntos. Hay una tendencia al desarrollo individual y cuando trabajas conjuntamente tienes que dejar el beneficio individual un poco de lado. Pero veo a muchos jóvenes creando nuevas formas de trabajar juntos, así que soy optimista.

Nadie debe desesperarse porque los problemas sean grandes. Lo que haces cuando tienes un gran problema es dividirlo en pequeños. Y luego escoges uno de ellos para actuar.

No hay que caer en la desesperanza. Vives en un mundo que ya es como es, con aspectos positivos y otros oscuros, pero que puede ser mejor y es fantástico poder contribuir a eso.

En mi caso, nací en circunstancias terribles, tuve dificultades durante mi juventud en aquella Europa demolida y caótica. Pero he podido desarrollarme como persona a través de mi trabajo en Triodos Bank. Y es fantástico, ¿no? Sucedió porque encontré socios, personas con los mismos objetivos. Entonces se hace posible.

No es solo una cuestión de esperanza, sino de alegría: disfruta de lo que haces. La alegría te da energía adicional, suma fortaleza a la que ya tienes. Cuando constituimos Triodos Bank en Bélgica en 1993, algunos colegas de otros bancos me dijeron que estaba loco, que nunca funcionaría. Pero necesitas la energía para decirte sí y hacerlo. Estoy feliz de haber podido contribuir a generar cambios.

Tras todo ello, ¿podemos hablar de planes para el futuro?

A mis 73 años, he decidido abandonar ya todos mis desempeños profesionales. En los últimos años, de 2010 hasta ahora, he sido miembro de la SAAT y también de consejos de empresas sociales. Ahora he decidido concentrarme en mis hijos y nietos, estar con ellos y verlos crecer.

Pero también me gustaría estar disponible para los jóvenes. Creo que a cierta edad puedes sentarte ante el fuego y mantenerlo para que siga ardiendo, ser un espejo para los jóvenes que vienen con preguntas. Quizás no pueda darles una respuesta, sino simplemente ser ese espejo que les ayude a reflexionar. Por lo tanto, estoy disponible en los años que aún pueda vivir. Ahora todos los días son importantes… como en general durante la vida.

Frans De Clerck

De las ruinas de Europa a promover la banca ética en el mundo

De Clerck, originario de Arendonk (Amberes, Bélgica, 1945) ha participado activamente en desarrollos internacionales por la prosperidad social a partir de una Europa dividida y en ruinas. En su trayectoria destaca haber sido el primer director general de Triodos Bank en Bélgica (1993-2000). También fue director general de Triodos Bank en Holanda (2000-2004), miembro del Comité Ejecutivo de Triodos Bank (2004-2010) y miembro de la Fundación para la Administración de las Acciones de Triodos Bank (2010-2018). Igualmente, de Clerck ha estado involucrado en el lanzamiento de la Alianza Global para una Banca con Valores, de la que Triodos Bank es miembro cofundador y que busca promover en todo el mundo el modelo de una banca al servicio de la sociedad y del entorno. Por otro lado, el belga ha trabajado también como asesor en proyectos de cohesión social, responsabilidad social y financiación del sector cultural de la Comisión Europea y el Consejo de Europa.