En 2018, los habitantes de Ciudad del Cabo estuvieron a punto de alcanzar el Day Zero, el día en que los grifos dejarían de funcionar. La ciudad sudafricana escapó por poco (y por suerte) de una grave escasez de agua potable. Esta cuestión se está convirtiendo en un problema cada vez en más lugares. También en Europa y en España.
El verano pasado, por ejemplo, las empresas de agua holandesas dieron la voz de alarma. Temían que, si no se toman medidas rápidamente, en pocos años habrá una evidente escasez de agua potable en el país. Y cuando se les preguntó quién debía tomar medidas al respecto, su respuesta fue rotunda: todo el mundo. Al ahorrar agua en casa, no solo ayudamos a mantener las reservas de agua, sino que también reducimos la posibilidad de que se produzcan restricciones en el futuro.
Tres causas principales de la escasez de agua potable
1. Cambio climático. Debido al cambio climático, cada vez son más frecuentes los periodos de sequía prolongados y las lluvias torrenciales de corta duración. Como consecuencia, las aguas subterráneas y superficiales no logran reponerse en la medida necesaria y los depósitos naturales de agua —como los acuíferos subterráneos, los lagos y los ríos— se reducen cada vez más.
2. Demanda creciente. Al mismo tiempo, la demanda de agua sigue aumentando, debido al crecimiento de la población, la industria y la construcción de nuevas viviendas. Según el Instituto de salud pública y medioambiente de los Países Bajos (RIVM), la demanda de agua dulce en 2030 será 100 millones de metros cúbicos superior a la de 2020.
3. Contaminación del agua. Por último, la contaminación procedente de la agricultura, la industria y los hogares amenaza la calidad de nuestras aguas (superficiales). Debido en parte a la contaminación de nuestros ríos, a las empresas de suministro de agua les resulta cada vez más difícil y costoso abastecernos de agua limpia.
120 litros de agua por persona
Usamos una media de 120 litros por persona al día. Para beber, cocinar, lavar la comida, ducharnos, regar las plantas, tirar de la cadena del baño, y un largo etcétera. Es un uso bastante intensivo pero, si se aplican pequeños ajustes, podemos conseguir cambios importantes a largo plazo. Si todos los habitantes de los Países Bajos consumieran 20 litros menos de agua al día, se ahorrarían 354 millones de litros de agua al día. Si todos ponemos un poco de nuestra parte, podemos marcar la diferencia. Por eso incluimos a continuación 9 consejos para ahorrar agua en el hogar y en los alrededores.

Ahorra agua en casa
1. Duchas más cortas y cabezales de ducha que ahorren agua
Es muy obvio, pero no por ello menos importante. Duchándote un minuto menos cada día, puedes ahorrar hasta 7 litros de agua al día. Eso también es bueno para tu bolsillo. La organización Milieu Centraal indica que se pueden ahorrar unos 35 euros al año si se reduce el tiempo de ducha de 7,4 minutos (la media en los Países Bajos) a 5 minutos.
Además, puedes usar un cabezal de ducha que ahorra agua —entre 20 y 35 litros más por ducha— y ni lo notarás (aparte de tener que comprarlo). Un cabezal de este tipo mezcla aire con agua, por lo que el consumo hídrico se reduce y la presión del agua sigue siendo la misma. Un cabezal de ducha de este tipo cuesta entre 55 y 75 euros. Lo recuperarás en poco más de dos años.
2. Instala grifos de ahorro de agua o grifos termostáticos
Además de cabezales de ducha, también existen grifos que ahorran agua. No notarás la diferencia al usarlos porque tampoco pierden presión. Por su parte, los grifos termostáticos garantizan que se alcance la temperatura adecuada más rápidamente, por lo que no es necesario dejar correr el agua durante tanto tiempo.
Sustituir los grifos del baño o la cocina supone una inversión considerable, entre 75 y 250 euros por grifo. La inversión se amortiza más lentamente que en el caso de un cabezal de ducha. Además, sustituir un grifo que funciona correctamente no es necesariamente sostenible así que lo ideal es esperar a que tengas que sustituir un grifo actual y comprar uno de estos, que son más eficientes.
3. Comprueba regularmente si hay fugas
Un grifo que gotea puede desperdiciar cientos de litros de agua al año sin que te des cuenta. Por tanto, comprueba regularmente los grifos, las tuberías y el inodoro para detectar fugas y repáralas lo antes posible.
Hay varias formas de detectar una fuga en una tubería:
- Busca manchas de humedad en el techo, las paredes o el suelo.
- Comprueba el contador de agua. Si el contador sigue funcionando sin utilizar el agua, posiblemente haya una fuga.
- Comprueba las tuberías y los desagües. Si ves algún daño, podrían estar perdiendo agua.
- Comprueba las juntas entre las secciones de tuberías. ¿No cierran correctamente? Entonces puede haber fugas de agua.
4. Ahorra agua mientras esperas
Si en tu casa tienes que esperar un rato a que se caliente el agua de la ducha o de la cocina, estás generando un gasto innecesario. Recoge esta agua (por ejemplo, en un cubo) y utilízala para regar las plantas, lavar la fruta o cocer verduras. Lo mismo puede hacer con el agua de la tetera cuando se enfría y no la quieres volver a usar. Riega las plantas con ella o úsala para tu mascota.
5. Lavado de platos eficiente
Un lavavajillas consume entre 9 y 13 litros de agua por lavado. Por tanto, llena siempre el lavavajillas y elige el programa más ecológico, porque gastarás menos agua y energía. Y lo más importante: no enjuagues previamente la vajilla, porque se gasta mucha más agua de lo que parece. Según Milieu Centraal, lavar los platos a mano es lo más sostenible, siempre que se utilice un solo cubo o recipiente para ello.
Consejo adicional: utiliza el mismo vaso o taza cada día. Tendemos a usar más de uno cada día y luego hay que lavarlos todos.
¿De dónde procede el agua potable?
El agua que sale de nuestros grifos procede de tres fuentes principales. Alrededor del 60% procede de aguas subterráneas, el 40% de aguas superficiales como ríos y lagos, y una pequeña parte de agua de dunas. Las empresas de agua potable purifican esta agua y la convierten en agua potable segura, que no sólo es de alta calidad, sino también es muy asequible de precio. El agua del grifo es 1.000 veces más barata que el agua embotellada.
6. Ir al baño con cuidado
Al tirar de la cadena, se consume una media de 6,7 litros de agua. Un hogar de 4 personas emplearía 216 litros de agua al día solo en eso. Por supuesto, hay otras alternativas. La opción más sencilla: un inodoro con botón selector de descarga. Esto te permite emplear 3 litros de agua en lugar de más de 6. ¿Tienes un inodoro sin doble descarga? Hay una solución muy sencilla. Puedes colocar una botella vacía —llena de piedras o de arena— en el fondo del depósito y así reducirás el volumen de agua de la cisterna y ahorrarás agua y dinero. Comprueba que el mecanismo sigue funcionando y que tienes agua suficiente en el depósito del inodoro. De lo contrario, corres el riesgo de romper el depósito.
Si de verdad quieres generar impacto, puedes utilizar agua de lluvia en el inodoro de casa y ahorrarás el 60% en el consumo de agua. La tecnología es bastante sencilla. Se instala un depósito que almacena el agua de lluvia. Si no hay agua de lluvia, el sistema cambia automáticamente al agua potable. En algunas ciudades incluso puedes obtener subvenciones para financiar la obra. Los costes iniciales del sistema y la instalación son considerables: entre 2.000 y 5.000 euros. Y luego están los costes de la instalación. Según un estudio de la Universidad de Delft, la inversión para este tipo de instalación con agua de lluvia se puede recuperar en 5 años, dependiendo de la subvención que se reciba.
Otra innovación es el P&WC: un urinario que permite emplear el agua utilizada para lavarse las manos —después de ir al baño— para tirar de la cadena en el urinario. Con este sistema se ahorran 3,5 litros de agua por cada uso. Otra alternativa es el inodoro de vacío, que no utiliza nada de agua. Estas dos tecnologías están aún en fase de desarrollo y los precios para su uso doméstico están disponibles previa petición.
7. Utiliza un barril de lluvia
Recoge el agua de lluvia en un barril y úsala para regar el jardín o limpiar las ventanas. Tan solo tienes que colocar un barril en el jardín o, mejor aún, conectar el barril de lluvia a la bajantes de pluviales. Además de ser sostenible, el agua de lluvia es mejor para las plantas porque no contiene cal.
Hay dos maneras de instalar un barril de lluvia. Puede encontrar varias instrucciones de instalación en YouTube.
- Con una máquina de llenado
Esta máquina se coloca entre la tubería de desagüe y el barril de lluvia y conduce automáticamente el agua de lluvia al barril. En cuanto el barril está lleno, se interrumpe el suministro y el agua sobrante va por el desagüe al suelo o al alcantarillado. - Directamente en la bajante de pluviales
Para conectar el barril de lluvia a la bajante, hay que perforar un agujero en la tapa del barril. En la mayoría de los modelos, la ubicación del orificio ya está indicada en la tapa. El agujero debe tener un diámetro de 40 mm. Puedes hacerlo fácilmente con una sierra o un taladro manual. Pero es importante que hagas un agujero adicional, ya que este segundo orificio sirve de rebosadero, para que el agua sobrante pueda salir cuando el barril esté lleno (por ejemplo, al jardín). Para ello, tendrás que instalar un sencillo kit que te permitirá evacuar el agua cuando el barril esté lleno.
Una alternativa al barril de lluvia es el innovador Rainwater Wall. Se trata de un depósito alargado, estrecho y alto que se coloca en el suelo y recoge el agua de varios tejados. Un barril de lluvia normal puede adquirirse a partir de 80 euros.
8. Regaderas mejor que mangueras
Lo mejor es regar las plantas con una regadera. Un cuarto de hora de riego con una manguera de jardín puede consumir hasta 100 litros de agua. En verano, riega las plantas por la noche o a primera hora de la mañana para que se evapore menos rápidamente.
9. Elige plantas y cubiertas vegetales más resistentes
Las plantas autóctonas y las cubiertas vegetales necesitan menos agua. Las plantas autóctonas ayudan a mantener el suelo húmedo, lo que significa que no hay que regar tan a menudo. Además, las plantas autóctonas favorecen la biodiversidad del jardín. Las cubiertas vegetales o plantas tapizantes ayudan a que la tierra se seque con menos rapidez.
¿Algún otro consejo?
Si pones en práctica algunos de los consejos de este artículo, podrás ahorrar fácilmente 20 litros al día y notarás la diferencia. ¿Tienes algún consejo para ahorrar agua que no esté en nuestra lista? Compártelos en los comentarios.
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