¿En qué se diferencia la visión de la Fundación Triodos de la de otras organizaciones sin ánimo de lucro?

Elena Galerón: Triodos Bank parte de la visión de los tres tipos de dinero, que es una distinción que hacemos en función de las posibilidades que tiene ese dinero de generar impactos positivos en la sociedad. Por un lado, el dinero de consumo, que podemos ligar a un consumo responsable, también el de ahorro/préstamo, que podemos vincular a iniciativas valiosas para la sociedad, y finalmente el de donación. Triodos Bank trabaja con los dos primeros tipos de dinero. La Fundación Triodos trabaja con el de donación, tan importante para regenerar la economía como los anteriores. La donación no tiene un retorno directo, pero necesita de una concienciación y cuidado especiales. Se diferencia del dinero bancario por tener menos condicionantes y eso le aporta un gran potencial de cambio.

Una diferencia fundamental del trabajo de la Fundación Triodos es que, además de apoyar proyectos solidarios específicos, promovemos integrar el dinero de donación en la economía diaria de todas las personas, como una parte más de la cotidianidad, igual que el manejo de los ahorros.

Vuestra prioridad en el primer semestre del año, desde la Fundación Triodos, es poner el foco en el tema de la sociedad y la economía rural. Se concreta, entre otras cosas, en la colaboración con Holapueblo, iniciativa que facilita la fijación de población rural a través de oportunidades de empleo y emprendimiento en el campo. Elena Hernando, como persona que vives en un entorno rural, ¿cómo aprecias en tu día a día la necesidad de que esto pase, de fomentar que haya vida en tu entorno más cercano?

Elena Hernando: Yo destacaría dos aspectos principales sobre la llamada España vaciada y que motivan nuestracolaboración con Holapueblo. Por una parte, no podemos luchar contra la crisis climática y la pérdida de biodiversidad sin un medio rural vivo y sostenible. Los sectores primarios, como la agricultura y la ganadería ecológicas, y las actividades tradicionales, como el pastoreo, refuerzan la preservación de la naturaleza o la protección ante los incendios, algo que la emigración a las ciudades dejó en una situación precaria. Por otra parte, a nivel social y cultural, la vida en el campo tiene el valor intrínseco de generar mayor consciencia de que somos parte de los ecosistemas y de comunidades humanas, porque hay cercanía con la naturaleza y un contacto más estrecho entre vecinos y vecinas, con el comercio local, etc. Es importante generar esa comunidad que, si no, también se pierde en los pueblos que no mantienen vida suficiente. En España el 85 % de la población vive en el 20 % del territorio, lo que nos da una idea de los desequilibrios que se generan.

Si hablamos del ámbito social, me gustaría preguntarle a Elena Galerón -antes de estar en la Fundación, persona de referencia para el sector social de Triodos Bank- por su reacción al ver que cómo, en ocasiones, lo social se trata como una cuestión de caridad o de “obra social” y no como algo central para nuestra vida y la economía.

Elena Galerón: Trabajar en la igualdad de oportunidades, aunque parezca un poco contradictorio, es trabajar para fomentar la diversidad. Mi visión no es que todas las personas seamos iguales o cortadas por el mismo patrón, sino que todo el mundo tenga la posibilidad de expresarse, vivir en comunidad, tener los mismos derechos y elegir. Es muy importante que la gente pueda elegir dónde vivir: si quiere vivir en una ciudad o un pueblo, qué hacer con su vida, con su familia, dónde trabajar. Si promovemos la igualdad de oportunidades, enriquecemos nuestras comunidades, en lo social y lo cultural. Y esto está muy vinculado también con la solidaridad. Descarta un poco aquello de la caridad sobre lo que me preguntabas. Esa caridad lo que supone realmente es poner a la gente en planos distintos: unas personas arriba, que dan, y otras abajo, que reciben su “limosna”. Sin embargo, la solidaridad nos pone en el mismo plano y permite reconocernos de tú a tú. Al final, acontecimientos como la guerra en Ucrania o lo que ha pasado en Siria y Turquía nos hacen pensar que eso (o cualquier otra cosa) también nos puede pasar a ti o a mí, nos iguala. Y, si me pasa, ¿quién me va a ayudar? Ser una persona solidaria supone que quieres que todos y todas ganemos en calidad de vida, que haya un futuro común mejor.

Dentro de ese compromiso con todas las personas, Elena Galerón, en tu caso formas parte de la Representación de los Trabajadores/as en Triodos Bank. ¿Cuál es tu visión sobre la importancia de cooperar, también en este ámbito, hacia el progreso social?

Elena Galerón: Para mí es un honor que compañeros y compañeras hayan decidido que, junto con otras personas del banco, sea una de las representantes de la plantilla de Triodos Bank. Y también es un reto que asumo encantada, aunque no sea fácil. Cuando hay voluntad y desde distintas perspectivas te sientas a buscar soluciones es muy enriquecedor y aprendes de quien discrepa de ti. El respeto siempre te hace crecer y cuestionar o consolidar tu forma de ver las cosas. Si todas y todos pensásemos igual sería muy aburrido. A veces hay momentos duros, pero es gratificante y necesario sentarte a plantear que hay un problema y juntarse para buscar soluciones.

Claro que sí. Y, Elena Hernando, por tu parte, tienes experiencia como cooperante y ahora estas muy vinculada a un proyecto en Marruecos. ¿Puedes contarnos cómo te implicaste con el mundo de la cooperación?

Elena Hernando: Sí, ahora mismo formo parte del patronato de la Fundación Acción Geoda, que trabaja en Marruecos, y he estado en muchos otros sitios desde que era muy joven. ¿Por qué? Siempre me han removido mucho las injusticias sociales. Me animé por primera vez con un proyecto en Tailandia. Una vez que vas, yo creo que se crea un vínculo. Como se suele decir, crees que vas para para ayudar y te llevas mucho más de lo que has dejado allí. Hace años, para mí, también era una manera diferente de pasar los veranos, de forma voluntaria, en distintos países con proyectos solidarios. Creo que eso me ha hecho crecer como persona, porque ves las necesidades reales delante de tus ojos, no solo en el periódico, y eso te permite relativizar muchísimo los problemas propios y aprender sobre las cosas esenciales de la vida. Luego me quedé con el proyecto de Marruecos, en el que ya llevo más de 14 años de colaboración, sobre todo porque está muy cerca. Todos los proyectos son igual de importantes, pero Marruecos está a dos horas de vuelo de España y te permite hacer un seguimiento más cercano. Es una manera de poder tener una continuidad con las personas de allí y ayudarlas, poco a poco.

¿Cómo han funcionado las últimas experiencias de cooperación de Fundación Triodos con ONG para atender crisis humanitarias?

Elena Hernando: Colaboramos con organizaciones que trabajan tanto en cooperación al desarrollo y en emergencias como proyectos en España, donde por supuesto hay muchísima necesidad también. Respecto al terremoto de Turquía y de Siria, hemos canalizado la solidaridad a través de la plataforma de crowdfunding de la Fundación Triodos, en la que presentamos opciones de donación hacia proyectos previamente seleccionados. En esta emergencia ya se han superado los 10.000 euros en donaciones, porque estos acontecimientos nos conmueven a todos y todas. Las donaciones suelen estar asociadas a un tema muy personal y concreto que nos interesa, no puedes donar a todo, pero este tipo de desastres apelan a la solidaridad de toda la sociedad. Es uno de esos momentos en los que sientes que tienes que colaborar sí o sí. Lo hemos hecho a través del Comité de Emergencias, que reúne a seis ONG de referencia que trabajan en la zona.

Para terminar, me gustaría haceros un reconocimiento. Deciros que vosotras, con claridad, sois lo que en el banco llamamos “rebeldes positivas”. Contagiaba mucho buen rollo y alegría ver, por ejemplo, el mercadillo solidario interno en Triodos Bank que montasteis el año pasado en favor de las personas con el síndrome de piel de mariposa. Me gustaría preguntaros qué se puede hacer para implicarse con las cosas sin quemarse, desde vuestra experiencia. Porque, a veces, las injusticias te llevan a una indignación contraproducente.

Elena Galerón: No es fácil. Por ejemplo, cuando tienes la suerte de trabajar en algo que te gusta, como en Triodos, te implicas hasta sin darte cuenta. A veces, te enfadas más de lo que te gustaría porque quieres que las cosas salgan bien. Pero, en mi caso, cuando me digo “ahora no me voy a implicar tanto” eso me dura dos días. Creo que al final es un reto en positivo. No tendría sentido trabajar en Triodos si no me implicase.

Elena Hernando: Creo que precisamente implicarte y esa coherencia son las cosas que te hacen ser optimista. Porque al final actúas allí donde crees que puedes aportar algo. Si no lo hiciésemos o si trabajásemos en otra cosa que no nos interesase, perderíamos ese optimismo.

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