Desde hoy y durante 2 semanas, la diversidad de orientaciones sexuales e identidades y expresiones de género dominarán las salas de cine de Bilbao y un buen número de municipios, grandes y pequeños, de Bizkaia. Comienza Zinegoak, el festival de cine LGTBI organizado anualmente, desde 2004, por la asociación del mismo nombre. El objetivo es tan sencillo como complicado. Se trata simplemente de normalizar o como dicen los organizadores, “si hay algo que nos define como personas es que somos diferentes unas de otras. Zinegoak quiere reivindicar el orgullo de ‘ser’”.

Y este año lo hace con 130 actividades entre proyecciones, talleres, charlas y galas, en 50 localizaciones diferentes en las que “hablamos de la diversidad a todos los niveles y con total naturalidad”, explica Pau Guillén, su director. “Lo que queremos es mantener el tema en un lugar estable, que cale. La gente ama y se expresa de muchas maneras, también practica el sexo de muchas formas. La diversidad forma parte de la sociedad”.

Como en muchos otros ámbitos, el cine muestra también en este su capacidad a la hora de visibilizar y llegar a emocionar al espectador. “Una buena película emociona. Quien la ve empatiza con los personajes y es capaz de observar que lo que le pasa al que está en la pantalla no es muy diferente de lo que le sucede a él o ella”.

En el cine se viven otras vidas, y esto es especialmente útil tanto para quien quiere comprender como para quien quiere que le comprendan. “Con el cine generamos referentes. En primer lugar, alguien en esta situación verá el filme en una sala llena de gente interesada o con las mismas inquietudes. Ahí ya pensará que lo que le ocurre no es tan raro. Si además esta persona encuentra dificultades para abrirse a los demás, durante las proyecciones observará sus preocupaciones reflejadas fuera de sí misma y se dará cuenta de que se viven con naturalidad”.

Contenidos para aficionados, expertos y activistas

Una de las pretensiones de Zinegoak es programar contenidos de todo tipo. Durante el festival, que cuenta con financiación ética a través de la asociación que lo organiza, los asistentes podrán ver documentales y películas dirigidas al público general y también a espectadores con interés en estas temáticas y, por supuesto, a expertos y activistas. Cada cuál puede buscar su lugar en la oferta publicada en la página web.

También existe la posibilidad de bucear en las oportunidades que ofrecen otros festivales del mismo signo. Existen varios en España como LesGaiCineMad, que se celebra en Madrid desde hace más de 20 años, los 2 de Barcelona, Fire!! y FICGLB, y tantos más repartidos por la geografía española. En el ámbito internacional, los más potentes se llevan a cabo en Estados Unidos, como el Frameline de San Francisco.

Por su parte, los grandes festivales generalistas europeos se acercan a la realidad LGTBI a través de premios específicospara películas de su programación que abordan la cuestión. La Berninale cuenta con el Teddy Award, el primero lo ganó Pedro Almodóvar por La Ley del deseo, Cannes entrega su Queer Palm, Venecia creó hace una década el Leon Queer y el Festival de Cine de San Sebastián elige en cada edición una película o documental que merezca su premio Sebastiane.

Clásicos ocultos, desvelados

De vuelta a la programación de Zinegoak, entre sus categorías encontramos un apartado curioso: Clásicos Ocultos Desvelados. En él se presentan largometrajes en los que la temática LGTBI tiene relevancia y que en su día o bien pasaron desapercibidos o bien no se les valoró lo suficiente. En la edición 2018, dos películas componen esta mirada al pasado, Walk on the Wild Side (Edward Dwytryk, 1962) y Victim (Basil Bearden, 1961).

Se ha rodado un buen número de largometrajes que plasman en la gran pantalla alguna de las vertientes representadas tras las siglas LGTBI. Destacamos 7 a continuación:

Victim (Basil Bearden, 1961):

Este título contribuyó a la aceptación de la homosexualidad en el Reino Unido e incluso influyó en la evolución normativa. Hasta 1967, las relaciones homosexuales estaban prohibidas en el país y Victim aportó su grano de arena para que esto cambiara. Dirk Bogarde, Sylvia Syms y Dennis Price son los protagonistas.

La ley del deseo (Pedro Almodóvar, 1987)

Uno de los títulos más importantes de Pedro Almodóvar, elegida como la mejor película del año en el Festival Internacional de Berlín en el que también ganó el Teddy Award. Una obra valiente en una época en la que la sociedad española evolucionaba rápidamente pero todavía no había normalizado las relaciones gays. Con Antonio Banderas y Eusebio Poncela en el reparto.

Milk (Gus Van Sant, 2008)

Protagonizada por Sean Penn, James Franco y Diego Luna, la cinta se basa en la vida del político Harvey Milk, quien se convirtió en el primer gay declarado elegido para un cargo público en los Estados Unidos. Milk luchó por los derechos de los homosexuales desde la Junta de Supervisores de San Francisco, un sector de la población que se veía atacado por una sociedad muy anclada, en ciertos estados, en la intolerancia.

Call me by your name (Luca Guadagnino, 2017)

Nominada a los Oscar 2018, cuenta en su reparto con actores como Timothée Chalamet, Michael Stuhlbarg y Armie Hammer. Esta película, en exhibición en estos momentos, cuenta la iniciación amorosa de un joven adolescente con otro hombre desde la perspectiva de lo que podría denominarse activismo silencioso. Su principal baza, la conexión que consigue crear entre los personajes y el espectador.

La vida de Adèle (Abdellatif Kechiche, 2013)

Otra historia, como la anterior, que se ocupa del despertar del deseo y el amor, solo que lo sitúa en la relación que se inicia entre Adèle y Emma, dos jóvenes francesas. El director cuestiona con este título la censura que se origina en muchas ocasiones cuando algo tan universal como es el deseo se produce fuera de las tipologías de parejas consideradas, hasta hace no demasiado, como convencionales. Las actrices, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux.

Boys Don’t Cry (Kimberly Peirce, 1999)

Hilary Swank y Chloë Sevigny protagonizan una cinta tan necesaria como dura. En un entorno social complicado, un pequeño pueblo de Nebraska, Estados Unidos, Brandon Teena fue violado y asesinado cuando sus amigos descubrieron que tenía genitales femeninos. Era hombre transgénero. Se trata de un caso real cuyo salto a la gran pantalla recogió alabanzas unánimes entre la crítica.

Fucking Åmål (Lukas Moodysson, 1998)

Una película sueca de temática lésbica cuyo reparto está liderado por Alexandra Dahlström y Rebecka Liljeberg. De nuevo, el argumento plasma la iniciación en el amor de dos chicas que, por los convencionalismos y por el entorno en el que viven, una pequeña localidad sueca, encuentran dificultades y confusión propia a la hora de seguir sus sentimientos.

¿Conoces otras películas o festivales que hayan contribuido a visibilizar la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género?

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