Con un simple vistazo, estos 7 sellos clave para un consumo más sostenible hacen posible elegir comer, vestirnos, movernos, limpiar, amueblar la casa o escoger un producto de electrónica con conciencia.

Siguiendo el compromiso activo de Triodos Bank con la sostenibilidad, destacamos emblemas de referencia que intentan hacer que el consumo responsable no se convierta en una odisea.

¿Ya los conoce todos?

1) Alimentos de agricultura y ganadería ecológicas

“Quienes adquieren productos con el logotipo de la UE pueden estar plenamente seguros de que, como mínimo, un 95 % de los ingredientes del artículo han sido producidos ecológicamente”, afirman desde las instituciones europeas. Son principalmente alimentos que destacan por proceder de cultivos donde no se han utilizado plaguicidas, o de ganadería alimentada con productos libres de estas substancias químicas que se han asociado a impactos negativos para el medio ambiente y la salud. El sello facilita su identificación a nivel europeo, complementando los emblemas locales de agricultura ecológica, regulados en España por las comunidades autónomas.

2) Productos del mar certificados

Pese a la alerta de la comunidad científica sobre la actual sobrexplotación de recursos pesqueros, la sensibilización en este ámbito es aún precaria comparada con la referente a los alimentos de tierra firme. Algunas iniciativas intentan cambiarlo. La más conocida es la eco-etiqueta azul de pesca sostenible certificada -de la entidad internacional sin ánimo de lucro Marine Stewardship Council, basada en recomendaciones de la FAO– que identifica productos que han seguido criterios de pesca sostenible. La organización también ha habilitado un buscador online y app para localizar productos y marcas adheridas.

3) Ropa contando con la Tierra

Pese al supuesto fin de la era del papel, se calcula que desde 1980 su consumo en todo el mundo ha aumentado un 50 %. Razón de más para optar por productos derivados de la madera -sean papel o mobiliario- con certificación FSC. Estos proceden de explotaciones forestales gestionadas de forma responsable, conforme a unos estándares internacionales con objetivos como “mantener las funciones ecológicas y la integridad del bosque”, y en las que se trabaja con sistemas de trazabilidad que garantizan la ausencia de maderas de tala ilegal. Primero, reducción; segundo, reciclaje… y cuando sea necesario consumir, productos certificados.

5) Electrodomésticos, viviendas y coches de bajo consumo

l uso de la etiqueta energética, con letras de la A a la G para indicar el grado de eficiencia y ahorro, se extiende a múltiples productos de consumo. Muy conocida ya en el ámbito de los electrodomésticos, este tipo de información se utiliza desde el año pasado, igualmente, en el momento de compra o alquiler de una vivienda o se puede comparar al elegir un modelo de o se puede comparar al elegir un modelo de automóvil. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) ofrece un buscador para ver resumido, con un marcado similar, el consumo y emisiones de los vehículos por marca y modelo. Igualmente, los neumáticos incorporan una etiqueta energética, ya que sus características influyen en el consumo de carburante.

6) Mil y un productos, una ecoetiqueta global

Televisores, calzado, productos de limpieza, alojamientos turísticos… ¿qué tienen en común? Estas y otras tipologías de productos pueden optar a la ecoetiqueta europea. Lanzada en 1992, identifica productos con un impacto medioambiental menor durante todo su ciclo de vida y se pueden buscar en este catálogo online europeo. La etiqueta también promueve que productos que normalmente se adquieren sin tener en cuenta el factor sostenibilidad, como la electrónica, incorporen este concepto. En este sentido, los ordenadores podrán llevar esta etiqueta si “consumen menos energía durante su uso, han sido empaquetados con materiales reciclados y han sido montados para un reciclaje más fácil cuando sean  desechados”. A tener en consideración tras conocer datos como que “los europeos compran 15 millones al año, y la mayoría se quedan obsoletos al cabo de 4”.

7) Mejor con comercio justo

Además de la dimensión ambiental, una etiqueta es referente en la búsqueda de un comercio más justo con los países del Sur, teniendo en cuenta las condiciones laborales de los productores y el desarrollo comunitario. El sello Fairtrade (comercio justo) garantiza mayores ingresos a los productores, protegiéndolos de la inestabilidad de precios y la distribución desigual de beneficios en los mercados internacionales. Junto a los clásicos como el café de comercio justo, se añaden otros productos como el textil o incluso la telefonía móvil. La iniciativa Fairphone asegura trabajar para ser la primera de su sector en incorporar oro de comercio justo en sus aparatos.

¿Quiere contribuir a que estos sellos sean cada vez más conocidos? Comparta este artículo para que los valores que promueven estén cada vez más integrados en nuestra actitud de consumo.