Cerca del 95% de la alimentación mundial depende de un suelo sano. Por consiguiente, es importante cuidarlo. Sin embargo, la extensión de suelo y su fertilidad disminuyen rápidamente sobre la Tierra.

Una tercera parte de la superficie terrestre está cubierta de suelos aptos para la agricultura. El suelo consta de una capa de varios metros de grosor. Está formado por arena y arcilla, minerales y material orgánico, y en él habitan animales terrestres y otros seres vivos. “Cada centímetro de suelo puede tardar mil años en formarse”, explica José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “Por eso es importante gestionar los suelos de forma sostenible”.

Cada centímetro de suelo puede tardar mil años en formarse, por eso es importante gestionar los suelos de forma sostenible

Cada vez se presta más atención internacional a la calidad del suelo. Además, el aumento de la agricultura ecológica, que se preocupa por la fertilidad natural del suelo, es un desarrollo positivo. Naciones Unidas  ha proclamado el año 2015 “Año Internacional del Suelo”. “El Año Internacional del Suelo nos da la oportunidad de atraer aún más la atención sobre el suelo”, explica Margot de Cleen, coordinadora adjunta del Año Internacional del Suelo y asesora de Suelo y Desarrollo de la Dirección General de Obras Públicas y Gestión de los Recursos Hídricos de Holanda.

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Por ejemplo, para establecer plantaciones de soja, en Asia y América del Sur se talan los bosques húmedos. En los últimos años, se han lanzado varias iniciativas para preservar la producción agrícola.

Deltas fluviales

Los suelos fértiles se encuentran sobre todo en las regiones de los deltas, a menudo a lo largo de la costa, explica De Cleen. “Un buen ejemplo de ello son los Países Bajos, Bangladesh o la región en torno al Cairo: los ríos han depositado durante siglos arcilla y minerales fértiles.

Así, estas regiones son aptas para la producción alimentaria y para una naturaleza variada con muchas especies de plantas y animales”. Precisamente esta fertilidad es uno de los motivos por los que el hombre se estableció en los deltas. De Cleen explica: “las grandes ciudades suelen asentarse en los fértiles deltas y en regiones a lo largo de la costa. Según estimaciones de las Naciones Unidas, actualmente el 44% de la población mundial vive en una región de 150 km tierra adentro desde el mar. Y el porcentaje sigue creciendo”.

Recubrimiento y erosión

La concentración demográfica en estas regiones no es buena para la extensión de suelo fértil. Actualmente, una tercera parte de la superficie terrestre está en peligro. Ciudades e infraestructuras cubren el suelo. Literalmente. “La edificación es una de las causas de la disminución de la extensión de suelo fértil”, afirma De Cleen. “Lo vemos claramente en África y Asia, donde la población crece rápidamente y se construye mucho”. Pero también existe, por ejemplo, en países como España con la construcción de infraestructuras, zonas residenciales y polígonos industriales.

Actualmente, una tercera parte del suelo de la superficie terrestre está en peligro, por causas como la edificación.

Además del recubrimiento físico, otros factores también perjudican la superficie total de suelo fértil. De Cleen explica: “El cambio climático también juega un papel importante. Hay regiones del planeta que se desertizan, mientras que otras sufren precisamente un incremento o intensificación de las precipitaciones. Esto último es especialmente problemático. Unas precipitaciones más intensas provocan una mayor erosión del suelo”. El crecimiento de la población mundial exige mucho al suelo, explica De Cleen. “Para poder seguir alimentando a todo el mundo, aumenta la necesidad de superficie agrícola para cultivar alimentos. Se talan los bosques para convertirlos en campos de labranza, plantaciones y pastos. Y así el suelo se empobrece, pues el suelo forestal tiene una composición mucho más rica que el suelo agrícola”.

Soja y aceite de palma

Por otro lado, la creciente demanda de productos como la soja y el aceite de palma también ocasiona una disminución de la superficie del suelo, según Rosl Veltmeijer de Triodos Research. El departamento de investigación analiza en qué medida las empresas en las que invierte Triodos Bank cumplen con los criterios de sostenibilidad del banco.

La creciente demanda de productos como la soja y el aceite de palma también ocasiona una disminución de la superficie del suelo

“Por ejemplo, para establecer plantaciones de soja -sobre todo usada para la elaboración de forraje -se talan bosques húmedos en Asia y América del Sur. Y después, en general no se gestiona bien el suelo. Se realiza un cultivo exhaustivo, y al cabo de un par de años el suelo ya no es fértil. Y entonces se vuelven a talar bosques”.

En los últimos años, se han lanzado varias iniciativas para preservar la producción agrícola. “Hablemos, por ejemplo, de la Round Table on Responsible Soy. Esta organización sin ánimo de lucro evalúa si la producción de soja es sostenible y respeta el suelo. Existe una organización equivalente para el aceite de palma. En los últimos años, ha aumentado el volumen de soja y aceite de palma producido de forma sostenible. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer. Analicemos el aceite de palma: por el momento, el 15% de este producto se produce de forma responsable. El aceite se utiliza en muchos productos, como en la alimentación, la cosmética y productos de limpieza”.

Los supermercados quieren tener en oferta productos de bajo precio. Por eso, los agricultores exprimen al máximo sus tierras e invierten muy poco en mantener la calidad del suelo

También en los Países Bajos, la agricultura pone bajo presión la calidad del suelo, explica De Cleen. “Se incita a los agricultores a cultivar sus plantaciones de forma económica. Los supermercados quieren tener en oferta productos de bajo precio. Por eso, los agricultores exprimen al máximo sus tierras e invierten muy poco en mantener la calidad del suelo”.

La capacidad de producción aumenta con el uso de abundante abono o fertilizantes químicos, y arando el suelo con frecuencia y en profundidad. Así, las plantas crecen más rápidamente.

Pero si se trabaja así, el suelo se agota al cabo de unos años. De Cleen explica: “Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en Flevoland. La fertilidad de la arcilla marina de ese suelo disminuye porque durante años se ha exprimido el suelo al máximo”. El Consejo científico de Agricultura Sostenible y Alimentación analiza la problemática de Flevoland en un informe publicado recientemente. Peter Blom, presidente de la dirección de Triodos Bank, forma parte de este consejo. Asimismo, Triodos Bank estimula y financia la agricultura sostenible porque es importante para una sociedad con calidad de vida, en el presente y en el futuro.

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La empresa de agricultura ecológica De Lepelaar no quiere empobrecer el suelo, sino fortalecerlo. Y lo hace, por ejemplo, alternando las plantas que cultiva. Además, colabora con una empresa agropecuaria biodinámica: la granja lechera De Buitenplaats

Un futuro sano

Que la agricultura puede hacerse de otro modo, lo demuestra el creciente número de agricultores ecológicos. En Europa, la superficie de agricultura ecológica ha aumentado un 55% entre 2003 y 2010.

Según el CBS, por ejemplo, los Países Bajos cuentan actualmente con cerca de 1.400 empresas de agricultura ecológica. Una de ellas es De Lepelaar, una empresa de agricultura biodinámica establecida en Holanda del norte. La empresa se fundó a principios de los años setenta y está financiada por Triodos Bank. El copropietario, Joris Kollewijn, nos cuenta: “Para nosotros, lo más importante es el suelo. No queremos empobrecerlo, sino más bien fortalecerlo. Y lo hacemos, por ejemplo, no cultivando cada año la misma planta en una parcela, porque entonces siempre utilizamos los mismos nutrientes del suelo y el resultado final es un suelo empobrecido. Alternamos las plantas cultivadas y así no sobrecargamos solo una fracción del suelo.

En Europa, la superficie de agricultura ecológica ha aumentado un 55% entre 2003 y 2010

De Lepelaar colabora con una empresa biodinámica: la granja lechera De Buitenplaats. Kollewijn explica la filosofía: “Somos dos empresas limítrofes. E intercambiamos nuestros productos. Nuestros vecinos alimentan a sus vacas con nuestras patatas, y utilizan nuestra paja en el establo. La paja favorece el bienestar de los animales y la calidad del estiércol vacuno. Luego, nosotros aprovechamos de nuevo este estiércol, ya que utilizamos estiércol en nuestras tierras. El estiércol rico en paja nutre la vida del suelo y no permite que los minerales del suelo se agoten rápidamente. “Un suelo sano constituye una base sólida para una empresa sana, en el presente y en el futuro”.

Texto: Tobias Reijngoud, publicado originalmente en De Kleur van Geld (revista de Triodos Bank Holanda)